El pasado viernes mantuve una conversación, intermitente por
las circunstancias del momento, con Severin. Al día siguiente, volvía a París y, al despedirnos,
le comenté que si había llevado a Indhira a Carcassonne. Me comentó que habían pasado
por allí al venir a Barcelona. Le comenté que su “restitución”,
debida a Eugène Viollet-Le-Duc, no estaba exenta de controversias. No nos dio
tiempo a comentar nada más. He aquí el
motivo de estas líneas. Como punto de partida,
para acercarnos a las teorías y a la obra de este arquitecto, os aconsejo la
lectura de dos artículos publicados en el blog “Los lugares tienen memoria”.
Carcassonne |
Carcassonne (detalle de la muralla) |
Plano de la Cité, realizado por Eugène Viollet-le-Duc |
Principios básicos de Viollet-Le-Duc sobe la restauración:
“Restaurar un edificio no es
conservarlo, rehacerlo o repararlo; es restituirlo a un estado completo que puede que
no haya existido nunca…”
“Es necesaria una discreción religiosa,
una renuncia completa a toda idea personal, y, en los problemas nuevos, cuando
se deban añadir partes nuevas aunque no hayan existido nunca, es preciso
situarse en el lugar del arquitecto primitivo…”
“ Cada edificio o cada parte de
un edificio deben ser restaurado en el estilo que les pertenece no sólo como
apariencia sino como estructura. Es pues esencia, ante todo trabajo de
reparación constatar exactamente la época y el carácter de cada parte
componiendo una especie de proceso verbal apoyado en la documentación, bien sea
por notas escritas, bien por levantamientos gráficos…”
E.E. Viollet-le-Duc
Dictionnaire
raisonné de l’architecture française du XIe au XVIe siècle
Tomo VIII.
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