sábado, 26 de noviembre de 2011

LAWRENCE ALMA-TADEMA O LA INFLUENCIA DEL MUNDO CLÁSICO EN LA PINTURA DEL SIGLO XIX

El Coliseo (1896) de Lawrence Alma-Tadema. Óleo sobre tabla. Colección Particular (Estados Unidos)


Durante el siglo XIX, la influencia del mundo clásico en los temas de la pintura fue muy importante. Esta entrada esta dedicada fundamentalmente al gran pintor Lawrence Alma-Tadema que puede ser considerado como uno de los pintores más importantes  del periodo victoriano inglés tardío.


Lourens Tadema nació en Dronryp, Holanda, el 8 de enero de 1836, hijo de Pieter Tadema y su esposa Hinke. Pieter y Hinke eran miembros de la Iglesia Bautista. Poco después de su nacimiento la familia se mudó a la ciudad de Leeuwarden. Su nombre original era ­Lourens Tadema. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Amberes entre 1852 y 1857 y fue discípulo de Hendrik Leys.

Sus primeras obras se inspiraron en la historia de los francos y los merovingios. En 1862 visitó Londres Lourens por primera vez, donde vio y quedó impresionado por los frisos del Partenón, así como algunos artefactos del antiguo Egipto.  En 1863 se casó con Pauline Gressin de Boisgirard, y pasaron la luna de miel en Italia,  donde realizó numerosos apuntes y fotografías, especialmente en Pompeya y Herculano. La Antigüedad clásica sería, a partir de entonces, su tema preferido. Sus pinturas ofrecen una visión de la Grecia y la Roma antiguas: en ellas representa bellas mujeres y preciosas escenografías, llenas de mármoles. Emana de ellas una gran sensualidad.

En 1864 conoció en París al marchante Ernest Gambart, quien dio a conocer sus obras en Bruselas y en Londres. En esta época el pintor produjo una serie de obras con su esposa como modelo. Lourens y Paulina tuvieron tres hijos. En 1869, murió Pauline. 

En 1870, a raíz de la muerte de su primera mujer, se trasladó a Londres. en 1871 se casó con su alumna Laura Epps, hija de un próspero médico que también era un comerciante internacional y a la que había conocido en la casa del pintor Ford Madox Brown. Este segundo matrimonio fue duradero y feliz, aunque sin hijos, Laura se convirtió en una artista de talento. En 1873 adquirió la nacionalidad británica. Cambió su nombre, de  Lourens Tadema  a Lawrence Alma-Tadema. 

También hizo retratos y diseñó espectaculares decorados de teatro, muebles y trajes. Vivía tan inmerso en la estética clasicista, que sus dos residencias en Londres fueron decoradas como los palacios pompeyanos. .

En 1876 fue nombrado asociado de la Royal Academy londinense, en 1879 académico de número. 

En los inicios de la década de 1880 se había convertido en uno de los pintores más famosos de Gran Bretaña. Y la Galería de Grosvenor organizó, en 1882,  una exposición con 287 obras.
Alma-Tadema recibido premios y distinciones de todo el mundo, a excepción de su país de nacimiento, incluyendo un título de Caballero en el Reino Unido en 1899 y de la prestigiosa Orden del Mérito en 1905.Su esposa.


Lady Laura Alma-Tadema, murió en 1909 y fue enterrada en el cementerio de Kensal Green, reservando una espacio para él cuando muriera. Sin embargo, tras su muerte, el 25 de junio de 1912, en el balneario alemán de Wiesbaden, se decidió que fuera enterrado en la catedral de San Pablo y su monumental casa de estilo clásico fue convertida en apartamentos dejando sólo algunos de sus detalles arquitectónicos.


Entre sus seguidores e imitadores destacan:  John William Godward y Edwin Long.  Pero, tras su muerte, su obra cayó en desgracia  y sólo recientemente ha vuelto a ser reconocido como el gran pintor que fue.


Entre las obras de Alma-Tadema que recrean el mundo romano las más conocidas son las siguientes:

¡Ave Cesar! ¡Io Saturnalia!  (1880) Recrea el asesinato del emperador Calígula y la proclamación de su tío Claudio, según el relato del historiador romano Suetonio.

El Frigidarium  (1890) 

El Triunfo de Tito  (1885)

En el Tepidarium (1880)

Entrada a un Teatro romano  1866. Óleo sobre lienzo 70,4x98,4 Col Part

Escultores de la Antgua Roma (1877)


Las rosas de Heliogábalo de Alma-Tadema (1888).  Óleo en lienzo. México, Colección Particular

Termas de Caracalla (1899)

Marco Antonio y Cleopatra (1883)


Una familia romana (1868)

Fuera de los temas relacionados con el mundo romano, en una de sus obras más interesantes podemos observar a Fidias mostrado a sus amigos el friso de las Panateneas.
Fidias mostrando a sus amigos el friso del Partenón (1868). Birmingham Museums and Art Gallery, Inglaterra



Para conocer su obra puedes visitar la Web de La ciudad de la pintura 

y una interesante página EFEMÉRIDES (5 de Enero) de FACEBOOK.


Otros artistas han recreado el mundo romano.



Pollice Verso -con el pulgar hacia arriba- (1872) de Jean Léon Gérôme (1824-1904).
Sabía  representar  la  historia  como  un  espectáculo  dramático  y  convertir  al 
espectador, mediante imágenes muy  convincentes,  en  un  testigo  presencial 
de hechos acaecidos en  todas  las épocas,  desde  la  Antigüedad  clásica  hasta 
su propio tiempo. 




El último día de Pompeya  de Karl Pavlovich Briullov (1799-1852). 
Se  trata  de  uno  de los  pintores  rusos  mas  grandes  de  todos  los  tiempos. 
Nació en San Petersburgo en  1799  y  la  de cabecera es su obra mas famosa, 
realizada entre 1830 - 33,  y denota su paso del neoclasicismo al romanticismo. 
El pintor paso los últimos años de su vida en Italia y está enterrado en Roma.






viernes, 4 de noviembre de 2011

IN ICTU OCULI


Desde que estudié por primera vez la pintura barroca española en la asignatura de Historia del Arte en el Quinto de Bachiller de aquellos años, ya muy lejanos, de mi adolescencia, uno de mis cuadros preferidos es “In ictu oculi “ de Juan Valdés Leal. Puede resultar extraño que a tan temprana edad prefiriera esta obra a otras menos trágicas  como Las Meninas de Diego Velázquez  o Agnus Dei de Francisco de Zurbarán. Tal vez, el Romanticismo que en aquellos años descubrí en las clases de Literatura tenga algo que ver. Aún recuerdo la primera vez que oí pronunciar a un admirado compañero de clase, siempre vestido de negro, la palabra “decimonónico”. Eran tiempos en los que me acompañaban las poesías de Bécquer y un cierto pesimismo vital, sólo conocido por la personas más allegadas a mí, empezaba a inundar mis pensamientos.  La elección no podía ser otra.


In ictu oculi de Juan Valdés Leal, 1672. Hospital de la Caridad (Sevilla). Óleo sobre lienzo  (220 x 216)






En Diciembre de 2010 fuimos toda la familia a Sevilla. Era mi primera visita a la ciudad que huele a azahar. No pudimos disfrutar de nuestra estancia por las fuertes lluvias de aquellos días. Pero, ello no nos impidió visitar el Hospital de la Santa Caridad para poder contemplar las dos obras más conocidas de Valdés Leal: “In Ictu Oculi” ( "En un abrir y cerrar de ojos" ) y Finis Gloriae Mundi” ("Final de las glorias terrenales").


Patios del Hospital de la Caridad, Sevilla


La Iglesia del Hospital fue construida en las Atarazanas Reales  entre 1647 y 1670  por el arquitecto Pedro Sánchez Falconete a instancias de la Hermandad y Cofradía de la Santa Caridad que se había  fundado a mediados del siglo XV con la finalidad de asistir a los enfermos abandonados y enterrar a los ahogados en el río y a los ajusticiados. Las tres grandes salas del hospital se construyeron aprovechando las naves de las Atarazanas Reales de Sevilla que se habían construido en época de Alfonso X.

El Hospital de la Caridad está unido a la figura de Miguel Mañara que,  elegido como hermano mayor en 1663, se convirtió en el principal impulsor del proyecto y agilizó las obras del templo. Los planos de la Iglesia fueron reformados por iniciativa de propio Mañara. La fachada fue rematada por Leonardo de Figueroa.

La decoración interior de la iglesia fue programada por el propio Miguel de Mañara, y en ella intervinieron artistas tan prestigiosos como Murillo, Valdés Leal, Pedro Roldán y Bernardo Simón de Pineda que plasmaron la inspiración de Mañara acerca de la caridad cristiana. En la entrada, a los pies del templo,  se encuentran las  dos obras mencionadas de Valdés Leal.

En los primeros capítulos del Discurso de la verdad, escrito por Miguel de Mañara en 1679, podemos leer una serie de párrafos estrechamente relacionados con la obras de Valdés Leal.

“Memento homo... Recuerda hombre que polvo eres y en polvo te convertirás. Es la primera verdad que ha de reinar en vuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba: hoy somos, y mañana no aparecemos; hoy faltamos a los ojos de las gentes; mañana somos borrados de los corazones de los hombres…”

"¿Qué importa, hermano, que seas grande en el mundo, si la muerte te ha de hacer igual con los pequeños? Llega a un osario que está lleno de huesos de difuntos; distingue entre ellos el rico del pobre, el sabio del necio, y el chico del grande; todos son huesos, todos calaveras, todos guardan una igual figura. La señora que ocupa las telas y brocados en sus estrados, cuya cabeza era adornada de diamantes, acompaña las calaveras de los mendigos. Las cabezas que vestían penachos de plumas en las fiestas y saraos de las Cortes acompañan las calaveras que traían caperuzas en los campos. ¡Oh justicia de Dios, cómo igualas con la muerte a la desigualdad de la vida! ¿Qué cosa hay tan horrible como el hombre muerto? Fantasma a la ilusión de quien lo conocía, horror a los ojos de quien lo amaba. ¡Oh instante, que mudas las cosas! ¡Oh instante del ser al no ser! ¡Oh instante, puerta de los siglos! ¡Oh instante en que todo se acierta o todo se acaba! ¡Oh instante, en que ninguno dirá «yo te pasaré seguro»! Porque ninguno sabe si es hijo de tu ira o de amor. ¡Oh instante, el que te perdió una vez no te hallará más, mientras Dios fuere Dios! Para siempre, para siempre, sin término ni fin."


Finis gloriae mundi de Juan Valdés Leal, 1672. Hospital de la Caridad (Sevilla). Óleo sobre lienzo (220 x 216)

Ambas obras simbolizan la brevedad de la vida, la efimeridad de los placeres terrenales. La muerte iguala a todos,  a los poderosos (reyes, obispos, caballeros…) con los más pobres. 




El tema de los cuadros está relacionado con  la vanitas, término latino que designa una tipo de bodegón de alto valor simbólico. Está relacionado con un pasaje del Eclesiastés: «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»). El mensaje que nos quiere comunicar es la inutilidad de los placeres mundanos y de los bienes terrenales frente a la certeza de la muerte.  En el siglo XVII, estos bodegones moralizantes se hicieron muy frecuentes como memento mori (“Recuerda que has de morir”). Es un género que fue muy apreciado entre los pintores del Norte de Europa, en Flandes y en los Países Bajos, pero también en Francia (Jacques Linard,  Philippe de Champaigne …),  Italia (Francesco Solimena) y España (Antonio de Pereda, Andrés Deleito,  Juan de Valdés Leal…).

Este tipo de mensaje no era exclusivo de los bodegones moralizantes. Recordemos El jardín de las delicias (Museo del Prado), obra del pintor holandés Hieronymus Bosch (El Bosco), realizado entre 1480 y 1490 : (Museo del Prado, Madrid). En la tabla central se describen todo tipo de placeres carnales, pero en la tabla de la derecha se representa la condena eterna en el infierno. Por un momento de placer, el ser humano es condenado eternamente y de forma muy cruel.

















Pero este tipo de imágenes no es sólo cosa del pasado.  “Memento Mori” es el título con el que Juanjo Martínez Cánovas nos introduce en su propuesta plástica.










jueves, 3 de noviembre de 2011

PASQUINO

Repasemos algunas  definiciones que podemos leer en el  Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. Libelo es un escrito en que se denigra o infama a alguien o algo. Panfleto es un libelo difamatorio o un opúsculo de carácter agresivo. Pasquín es un escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el Gobierno o contra una persona particular o corporación determinada. 
Estos escritos adquieren  interés cuando son realizados en momentos en los que ejercer la libertad de expresión puede tener graves consecuencias para la  integridad física de su autor. Si no es el caso y, además, están carentes de  gracejo o, lo que es lo mismo, su redacción no tiene gracia ni desenvoltura, sólo suelen ser instrumentos de la difamación. 

Estatua de Il Pasquino, Roma


Estamos estudiando el arte romano; por eso en esta entrada os hablaré del pasquín. Esta palabra proviene de Pasquino, la "Estatua Parlante" más famosa de Roma.  Desde 1501, Pasquino se encuentra a espaldas de Plaza Navona, en una pequeña extensión que toma el nombre de “Plaza Pasquino”. Se trata de la estatua  probablemente del siglo II A.C. , debido a su estado de conservación no se sabe con certeza a quien representa. También se desconoce el origen de su nombre. Una de la versiones más extendidas hace relación al hecho de que muy cerca de la estatua se encontraba un barbero de nombre Pasquino, posible autor anónimo de algunas pasquinadas. Entre los siglos XVI y XIX,  adquirió un gran  protagonismo ya que en ella se  enganchaban papeles con textos satíricos que hacían referencia a personajes públicos, incluido el papa.
A la muerte del papa León X, el 1 de diciembre de 1521, famoso por la venta de indulgencias, Pasquino dijo:
“En los últimos instantes que León había vivido,
no pudo tener sus sacramentos, pues los había vendido”
A la muerte del papa Pablo III, el 10 de noviembre de 1549, Pasquino dijo:
“Aquí fue enterrado un tal Pablo
fraudulento, “vulpon”, ladrón, asesino,
aquí famoso en boca de Pasquino
Allá doliente en la boca del diablo”
Pero, el pasquín más conocido, tal vez sea el que fue colgado en 1625 y que hacia referencia a Urbano VIII y a su familia, los Barberini,  con motivo de la destrucción del techo del pórtico Panteón para reutilizar el bronce en la construcción del Baldaquino de San Pedro. El texto decía sí: “Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini” (Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Baberini).
Durante el fascismo alguien se atrevió a colgar un  pasquín  contra los preparativos de la Roma de Mussolini para recibir a Hitler:
"Povera Roma mia de travertino!   (“Pobre Roma mía de Travertino!)
T'hanno vestita tutta de cartoné     (Te han vestido toda de cartón)
pè fatte rimirà da 'n'imbianchino..  (para hacerte mirar por un pintor …)


Los romanos han dejado sus comentarios en un conjunto de 6 estatuas, las denominadas “estatuas parlantes”.  Los poemas o escritos  se caracterizaban por denunciar inmoralidades y abusos de poder. A veces,  los escritos eran contestados y comentados con otros que aparecían en otra estatua parlante. De esta forma se establecía un curioso diálogo entre ellas.  Así Durante la ocupación Napoleónica, hubo un diálogo entre Marforio y Pasquino. A la pregunta de Marforio: «È vero che i Francesi sono tutti ladri?» Pasquino le contestó: «Tutti no, ma Bona Parte». En la actualidad, en algunas de ellas aún se cuelgan escritos.
Las otras cinco estatuas parlantes son: Marforio, Il Facchino (el portero), Madama Lucrezia, Abate Luigi y “El Babuino” (el mono).

Marforio: Actualmente en el Palazzo Nuovo, en un ala del Museo Capitolino representa alegóricamente un río, probablemente el Tíber. Su localización original era el foro Romano, pero fue trasladado aquí durante el siglo XVI.


Il Facchino (El portero). Se trata de una pequeña fuente que representa un hombre que vierte agua desde un barril. Esta obra del siglo XVI y, según la tradición, representa a los “Acquaroli”, las personas que recogían agua de las fuentes para venderla puerta a puerta por las calles de Roma. Originariamente se encontraba en la fachada del Palazzo de Carolis, pero en el año 1847 fue trasladada a la vía Lata.



Madama Lucrezia. Es un enorme busto de mármol de casi 3 metros de altura, representa la figura de una mujer.. Se encuentra en una esquina de plaza San Marcos. Su nombre se debe a una dama que vivía en la misma plaza durante el siglo XV.

Abate Luigi. Representa un hombre con una toga. Su sobrenombre se debe a un sacristán de una iglesia cercana que, según la tradición, se parecía mucho a la estatua. Se encuentra en la Plaza Vidoni, no muy lejos de la Plaza Navona.

El Babuino (el mono). Se trata de la figura de un hombre apoyado en una roca, se encuentra en frente a la iglesia San Anastasio dei Greci en vía del Babuino. Fue bautizada así por los romanos por su semejanza con un mono.