Entrada realizada con la colaboración de Nicolás Vílchez Jovacho
Francis Bacon, retrato realizado en 1952 por Lucian Freud
Óleo sobre metal, 7,8 x 12,7 cm Tate Gallery
Francis Bacon (Dublín, 1909 - Madrid, 1992) es una figura destacada de la denominada Nueva Figuración, tendencia que se desarrolla a lo largo de los años sesenta, tras el agotamiento del informalismo. En el panorama del arte de la posguerra, tras la Segunda Guerra Mundial, el expresionismo figurativo de Bacon es un referente inconfundible del arte europeo de la segunda mitad del siglo XX Su trayectoria pictórica se caracteriza por una profunda independencia de tal manera que su obra es difícilmente relacionable con las distintas tendencias artísticas de estos años. Los cuadros de Bacon tienen influencia de Munch en los trazos y de las tonalidades de Van Gogh; también se percibe la influencia de Goya por la presencia de la angustia en sus cuadros.
Bacon en sus cuadros trabajó la representación de la figura masculina o femenina que generalmente aparece de forma desfigurada y aterradora, en espacios cerrados y oscuros. Sus obras son una constante reflexión sobre la fragilidad del ser. Intentó impactar al espectador haciéndole tomar conciencia de la crueldad y violencia de sus obras, de las más desgarradoras del arte contemporáneo. Los trazos eran brutales en las obras de Bacon de tal forma que reflejaban su pensamiento en el momento de pintar. Basa su producción artística en la representación obsesiva del cuerpo humano, un cuerpo que no es capaz de contener el "yo" individual existencial, por eso sus figuras se retuercen, chillan y aparecen mutilados. El cuerpo es una envoltura orgánica incapaz de sujetar los instintos, de mantener una estabilidad, es por eso que se fragmenta, se contorsiona.
En resumen, la intención de Bacon es plasmar en sus obras al hombre angustiado por la vida. Jhon Berger, critico de la obra de Bacon, lo describe de la siguiente forma: "La visión de Bacon, desde finales de los años treinta hasta su muerte en 1992, era de un mundo despiadado. De forma repetida pintó el cuerpo humano, o partes del cuerpo, en malestar, carencia o dolor. A veces el dolor parece infligido; las más de las veces parece surgir desde el interior del cuerpo...".
Bacon, además, influyó en gran medida en los artistas del movimiento Pop inglés.
Tras una infancia marcada por la soledad y por una enfermedad asmática, Bacon pasó su juventud en su Irlanda natal donde, debido a su enfermedad, tuvo una formación escolar irregular. Fue expulsado de casa por su padre cuando tenía 16 años, al manifestar sus inclinaciones homosexuales. En 1925 se establece luego en Londres, donde trabaja como decorador. Autodidacta se interesa en seguida por la pintura, sobre todo tras sus estancias, en los años veinte, en Berlín y París, donde junto a los expresionistas (Otto Dix, Max Beckmann), queda impresionado por la obra de Picasso.
El hecho que le motiva a iniciar a pintar fue su visita a la exposición de Picasso en París en la galería de Paul Rosemberg (1927). En esta exposición vio que Picasso decía de alguna manera que había un territorio que no había sido explorado a la hora de pintar, este territorio era la distorsión de la figura humana, y este fue lo que obtuvo Francis Bacon en su técnica de pintar.
En Francia había visitado con frecuencia el museo Condé de Chantilly donde contempló "La Matanza de los Inocentes" (1630-1631) de Poussin. La imagen de la madre gritando de angustia y rabia al serle arrebatado su hijo. El grito se convierte para el artista en un gesto recurrente, en una obsesión. Habrá otros gritos que también lo marquen profundamente, como el que plasma en 1893 Eduard Munch, uno de los precursores del expresionismo alemán, o el de la enfermera de "El Acorazado Potemkin" 1925 de Sergei Eisenstein que abre la boca con los dientes rotos en un alarido sordo con el rostro ensangrentado.
El grito de Edvard Munch Fotograma de El Acorazado Potemkin
Bacon y Munch tienen en común el poner en evidencia, de manera violenta, el conflicto interior de su autor. Si bien en Munch también encontramos la contradicción del hombre moderno que se adentra en un nuevo siglo. Por un lado el progreso por el otro la angustia existencial.
Comienza a pintar sin demasiado éxito, pero a partir de 1944 sus obras comienzan a ser conocidas, fundamentalmente con Tres Estudios de Figura en la Base de una Crucifixión, llegando a ser considerado como una figura crucial en la pintura inglesa.
Crucifixión, 1930, de Pablo Picasso
Desde finales de la década de los cincuenta y durante más de 20 años Bacon pintó una serie de imágenes, un total de 44, recreadas a partir del "Retrato del Papa Inocencio X" que realizó Velázquez en 1650. Esta serie recibió el nombre de "Papas Chillando". Bacon mantiene su punto de vista fijo en el grito como alarido existencial, lleno de horror y rabia. Muestra una expresión atormentada, angustiosa. Es un ser vulnerable y frágil. Parece ser que el grito que se manifiesta en los "Papas que Chillan" pudiera estar inspirado en el propio padre del artista, con el cual mantenía una relación conflictiva.
Retrato de Inocencio X de Francis Bacon Retrato de Inocencio X de Velázquez,
Palazzo Doria-Pamphili, Roma.
Cabeza rodeada de carne de vaca Oleo sobre lienzo 1952
Retrato de George Dyer en un espejo (1968)
Autorretrato 1973 Colección privada Oleo lienzo 198 x 147.5 cm
El 28 de abril de 1992 Francis Bacon falleció en la clínica Ruber de Madrid. El 30 de abril su cuerpo fue incinerado en el cementerio de la Almudena, solo, sin testigos, como él quería.
Las fuentes iconográficas en que Bacon se inspiraba para realizar sus obras podían provenir, como se ha dicho, de la historia de la pintura, pero eran los álbumes fotográficos de Muybridge (con sus estudios sobre el movimiento humano y animal) y las fotografías anónimas de diarios y revistas o los fotogramas de películas de Eisenstein o de Buñuel
PARA SABER MÁS
Página oficial de Francis Bacon CLICAR AQUÍ
Artículo interesante con texto y obras CLICAR AQUÍ
Vídeo sobre la exposición en El Prado en 2009 CLICAR AQUÍ
Interesante artículo de Robert Hughes publicado en The Guardian (30/VIII/2008) CLICAR AQUÍ
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